Sí, pero hay que hacerlo bien
Una cesta de Navidad demasiado generosa, restos de embutidos acumulados de las comidas y cenas de las fiestas o, simplemente, el clásico capricho en forma de jamón que se compra o nos regalan durante estas fechas y que luego se eterniza en casa. Lo mejor, claro, ajustar la lista de la compra y las cantidades, para comerlo recién cortado y en su punto justo de curación.