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El secreto de una buena descongelación es que sea gradual, o sea, la descongelación debe hacerse lo más lentamente posible, de manera natural y siempre dentro del frigorífico, a una temperatura de entre 2 y 10° C. Durante todo el proceso de descongelación, la carne debe mantenerse en el mismo envoltorio en el que se congeló.

Este es un proceso que requiere paciencia, porque la carne deberá permanecer en el frigorífico descongelándose 12 horas como mínimo; por ejemplo, de un día para otro. En caso de que tenga prisa por descongelar, hágalo en el horno microondas, evitando al máximo descongelar carnes a temperatura ambiente o por inmersión en agua. Esto puede contribuir al crecimiento bacteriano, aumentando la cantidad de exudado (jugo de la carne), así como la ranciedad o pérdida de nutrientes.

La regla básica para tener una carne bien conservada, con mantenimiento del sabor y de la suculencia, es una congelación rápida y una descongelación lenta.

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